Desde pequeña tengo una cadena muy fina de
oro con unas perlitas en la que siempre se hacen nudos. La he usado
bastante y, aunque hacía mucho que no me acordaba de ella, hace un par de días
pensé en ponérmela. Y en ese momento me di cuenta de que tenía una idea
rondando en mi cabeza. Cuando la uso, unas veces consigo con paciencia deshacer
esos nudos y otras, ya por aburrimiento, me la pongo con ellos.
Y, aunque no me molestan, yo se que están ahí
y, o no paro de toquetearlos o no paro de pensar en que cuando llegue a casa me
la tengo que quitar e intentar deshacerlos.
La vida, desde mi punto de vista, es igual
que mi cadena. Un hilo vital lleno de nudos: unas veces son nudos fáciles de deshacer
y otras veces nunca podremos con ellos.
Pero creo que todos los que ya he deshecho, o los que siguen por ahí, han contribuido a que ahora
mismo yo sea como soy, con mis virtudes, mis defectos y mis piedras en el
camino. Y soy consciente de que habrá más nudos, unos que podré deshacer y otros nuevos que se unirán a los que ya han
pasado a formar parte de los hilos que he ido creando.
En la primera entrada pensaba en mi teoría de
los diferentes hilos que nos unen a las personas, en este caso pienso en los diferentes
nudos que se forman en esos
hilos.
Así de entrada pienso que los hay que, con
solo tirar de uno de los extremos, se quedan en nada. Pero también los hay de
los que tenemos que pedir ayuda porque no llegamos al otro extremo. También hay
veces que lo intentamos con la parte que nos toca pero el otro no pone de su parte y
ahí no hay solución.
Y, cómo no, los hay que pasa el tiempo y van siendo más
difíciles de deshacer por mucho que se intente desde ambos lados. Algunos incluso
llegan a quedarse ahí para siempre y se convierten en parte del hilo.
Cada etapa de nuestra vida va teniendo sus nudos. Y le daremos la
importancia que en cada momento creamos oportuna. A medida que el hilo se
alarga veremos que algunos a los que les dimos mucha importancia dejan, de
repente, de tenerla y desaparecen sin
hacer nada.
Y no
es que yo crea que haya que ser conformista, si no que, a menudo, le damos más
importancia de lo que las cosas tienen, y lo único que conseguimos es que el
nudo se haga más gordo sin necesidad. La mayoría de las veces, y aunque suene a
algo ya muy dicho, lo más simple es lo que mejor funciona para desenredar las
cosas.
Pero eso forma parte del aprendizaje y es lo
que nos ayuda a trenzar la cuerda sobre la que vamos a ir caminando.
Por otro lado, unos nudos aparecen de pronto,
sin esperarlos, y otros, en cambio, los vemos venir de lejos.
Los que aparecen de repente puede que sean
los más duros, los más complicados, nudos enmarañados y sin sentido que pueden
ser dolorosos.
Con respecto a los segundos creo incluso que
somos conscientes de que van a formarse y, la mayoría de las veces, no podremos
remediar que aparezcan. E incluso, a
veces, aun viéndolos venir, no ponemos
de nuestra parte para evitarlos…porque, simplemente, no nos da la gana ser
siempre quien pone remedio.
También podemos diferenciarlos en: los que de verdad merece la pena usar
tiempo en deshacer y los que es mejor dejar ahí y no darle importancia. Pensarlo bien, muchas veces nos obcecamos con
algo que, a la larga, nos damos cuenta
de que era absurdo.
E incluso intentamos deshacer algunos que
otras personas han decidido atar en el hilo que os une a ellas. En este caso
muchas veces es mejor cortar por lo sano al darnos cuenta de que, en realidad, lo que el otro extremo quiere es hacerlo cada vez más grande.
Y alguien puede llegar a pensar: “Entonces, ¿deberíamos preocuparnos por
todos los nudos?” Sinceramente… yo
creo que no.
De hecho y dándole un poco la vuelta a todo,
puede que incluso nos ayuden ser
mejores, a esforzarnos, a ver la vida de una manera más positiva, a sentirnos
satisfechos cuando los sobrepasamos…porque… ¿Qué son en realidad los nudos si
no maneras de hacer más fuerte la cuerda? Los nudos marineros ayudan a que la
navegación sea más sencilla, solucionan problemas y mantienen las velas firmes.
¿No podríamos aplicar esto a nuestra
existencia?
En este punto siento incluso que me contradigo a mi misma, ¿Los nudos son obstáculos o son aprendizaje y apoyo? Supongo que ambas cosas y que ambas se complementan... ¿no?
Y después de ver cómo pueden ser los nudos y
de si nos interesa poner remedio, ¿Cómo buscar soluciones? Desde mi humilde
opinión creo que lo mejor es no intentarlo solos, pegar un tirón al hilo que creamos que nos
ayudará, sentirse apoyado, pedir consejo...que para eso vivimos la vida
acompañados.
Muchas veces la vergüenza, el miedo o la
dejadez, nos impiden pensar que si vivimos rodeados de personas a las que
queremos no es solo para lo bueno. Y en realidad cuando más nos necesitamos es
en lo menos bueno.
Por lo tanto: Creo que tengo, debo y quiero aprender a
vivir con todos los tipos de nudos que se me pongan por delante, además de
aceptar los que ya forman parte de mí.
Y para ello se cómo y
se porqué. Y eso es lo primero, saber de qué manera deshacer algo, de que hilos
puedo pegar un tirón cuando lo necesite, porqué querer deshacerlos o, y creo que
más importante, qué nudos merece la pena que pierda mi tiempo con ellos.
Me
encantaría además, con vuestros comentarios, conocer vuestra opinión al
respecto, a lo mejor tenéis alguna teoría diferente en la que yo no haya caído.
Alguna teoría que me haga volver a pensar en esto e, incluso, cambiar de opinión
en algunos aspectos.
Gracias
de corazón a los que semana tras semana dedicáis un ratito de vuestro tiempo a
leerme. Es una enorme satisfacción estar cultivando estos hilos preciosos con
vosotros.