domingo, 19 de noviembre de 2017

NUDOS.






 Desde pequeña tengo una cadena muy fina de oro con unas perlitas en la que siempre se hacen nudos. La he usado bastante y, aunque hacía mucho que no me acordaba de ella, hace un par de días pensé en ponérmela. Y en ese momento me di cuenta de que tenía una idea rondando en mi cabeza. Cuando la uso, unas veces consigo con paciencia deshacer esos nudos y otras, ya por aburrimiento, me la pongo con ellos.
Y, aunque no me molestan, yo se que están ahí y, o no paro de toquetearlos o no paro de pensar en que cuando llegue a casa me la tengo que quitar e intentar deshacerlos. 

La vida, desde mi punto de vista, es igual que mi cadena. Un hilo vital lleno de nudos: unas veces son nudos fáciles de deshacer y otras veces nunca podremos con ellos.
Pero creo que todos los que ya he deshecho, o los que siguen por ahí, han contribuido a que ahora mismo yo sea como soy, con mis virtudes, mis defectos y mis piedras en el camino. Y soy consciente de que habrá más nudos, unos que podré deshacer  y otros nuevos que se unirán a los que ya han pasado a formar parte de los hilos que he ido creando.

En la primera entrada pensaba en mi teoría de los diferentes hilos que nos unen a las personas, en este caso pienso en los diferentes nudos  que se forman en esos hilos.
Así de entrada pienso que los hay que, con solo tirar de uno de los extremos, se quedan en nada. Pero también los hay de los que tenemos que pedir ayuda porque no llegamos al otro extremo. También hay veces que lo intentamos con la parte que nos toca pero el otro no pone de su parte y ahí no hay solución. 
Y, cómo no, los hay que pasa el tiempo y van siendo más difíciles de deshacer por mucho que se intente desde ambos lados. Algunos incluso llegan a quedarse ahí para siempre y se convierten en parte del hilo.



Cada etapa de nuestra vida  va teniendo sus nudos. Y le daremos la importancia que en cada momento creamos oportuna. A medida que el hilo se alarga veremos que algunos a los que les dimos mucha importancia dejan, de repente,  de tenerla y desaparecen sin hacer nada.
 Y no es que yo crea que haya que ser conformista, si no que, a menudo, le damos más importancia de lo que las cosas tienen, y lo único que conseguimos es que el nudo se haga más gordo sin necesidad. La mayoría de las veces, y aunque suene a algo ya muy dicho, lo más simple es lo que mejor funciona para desenredar las cosas.
Pero eso forma parte del aprendizaje y es lo que nos ayuda a trenzar la cuerda sobre la que vamos a ir caminando.  

Por otro lado, unos nudos aparecen de pronto, sin esperarlos, y otros, en cambio, los vemos venir de lejos.
Los que aparecen de repente puede que sean los más duros, los más complicados, nudos enmarañados y sin sentido que pueden ser dolorosos. 

Con respecto a los segundos creo incluso que somos conscientes de que van a formarse y, la mayoría de las veces, no podremos remediar que aparezcan.  E incluso, a veces, aun viéndolos venir,  no ponemos de nuestra parte para evitarlos…porque, simplemente, no nos da la gana ser siempre quien pone remedio.


También podemos diferenciarlos en: los que de verdad merece la pena usar tiempo en deshacer y los que es mejor dejar ahí y no darle importancia.  Pensarlo bien, muchas veces nos obcecamos con algo que,  a la larga, nos damos cuenta de que era absurdo.
E incluso intentamos deshacer algunos que otras personas han decidido atar en el hilo que os une a ellas. En este caso muchas veces es mejor cortar por lo sano al darnos cuenta de que, en realidad, lo que el otro extremo quiere es hacerlo cada vez más grande.


Y alguien puede llegar a pensar: “Entonces, ¿deberíamos preocuparnos por todos los nudos?”   Sinceramente… yo creo que no.
De hecho y dándole un poco la vuelta a todo, puede que incluso nos ayuden  ser mejores, a esforzarnos, a ver la vida de una manera más positiva, a sentirnos satisfechos cuando los sobrepasamos…porque… ¿Qué son en realidad los nudos si no maneras de hacer más fuerte la cuerda?  Los nudos marineros ayudan a que la navegación sea más sencilla, solucionan problemas y mantienen las velas firmes.
¿No podríamos aplicar esto a nuestra existencia?

En este punto siento incluso que me contradigo a mi misma, ¿Los nudos son obstáculos o son aprendizaje y apoyo?  Supongo que ambas cosas y que ambas se complementan... ¿no?

Y después de ver cómo pueden ser los nudos y de si nos interesa poner remedio, ¿Cómo buscar soluciones? Desde mi humilde opinión creo que lo mejor es no intentarlo solos, pegar un tirón al hilo que creamos que nos ayudará, sentirse apoyado, pedir consejo...que para eso vivimos la vida acompañados.
Muchas veces la vergüenza, el miedo o la dejadez, nos impiden pensar que si vivimos rodeados de personas a las que queremos no es solo para lo bueno. Y en realidad cuando más nos necesitamos es en lo menos bueno.

Por lo tanto: Creo que tengo, debo y quiero aprender a vivir con todos los tipos de nudos que se me pongan por delante, además de aceptar los que ya forman parte de mí.
Y para ello se cómo y se porqué. Y eso es lo primero, saber de qué manera deshacer algo, de que hilos puedo pegar un tirón cuando lo necesite, porqué querer deshacerlos o, y creo que más importante, qué nudos merece la pena que pierda mi tiempo con ellos. 

Me encantaría además, con vuestros comentarios, conocer vuestra opinión al respecto, a lo mejor tenéis alguna teoría diferente en la que yo no haya caído. Alguna teoría que me haga volver a pensar en esto e, incluso, cambiar de opinión en algunos aspectos.


Gracias de corazón a los que semana tras semana dedicáis un ratito de vuestro tiempo a leerme. Es una enorme satisfacción estar cultivando estos hilos preciosos con vosotros.



domingo, 12 de noviembre de 2017

UN HILO DESCONOCIDO







La veo todos los días, haga frío, calor o esté diluviando.
Hoy llueve.
Lleva ese abrigo rojo que tanto me gusta. Lleva botas de agua y un paraguas.
Y el mismo bolso negro de siempre.
Va a trabajar, supongo.
Que frío hace hoy en casa, voy a poner la calefacción.



Todos los días la misma historia.
Tengo que ir caminando al trabajo, no tengo coche, no hay autobús a mi destino.
Hoy llueve, me gusta la lluvia.
Y me encanta mi abrigo rojo. Hoy me siento positiva. Me lo voy a poner.
¡Y no olvides el paraguas!
Que poca gente hay por la calle en un día como hoy, me gusta.



Que poca gente camina bajo la lluvia.
Me haré otro café, el otro se quedó frio, lo dejé en la mesa cuando miraba por la ventana.
No me gusta el café recalentado, me dicen que es una manía absurda.
Hoy tengo mucho que hacer en casa, ya es hora de sacar la ropa de invierno.
Seguro que hay cosas de las que no me acuerdo.
A lo mejor el sábado voy de compras.



Que aburrido es mi trabajo, a veces.
Hoy es viernes y llegan los pedidos para el lunes. Eso si me gusta.
Y como de costumbre mi ordenador va lento. A ver si veo al chico ese y me echa un cable.
Han pasado dos horas y ni me he enterado, será porque hoy estoy bien.
Ha dejado de llover y ahora hace frío.
Voy a hacerme un té. Aunque seguro que lo olvido y se me queda frío. Como siempre.



Pensaba que tardaría más.
No tengo mucha ropa de invierno. El sábado me voy de compras. Decidido.
Tengo tres correos que debo contestar, pero no me apetece.
Voy a archivar unas facturas y luego los contesto.
Estos de la luz deben de estar ganando dinero a raudales, voy a apagar la tele.
Total, no la estaba viendo y sonaba muy de fondo.



Qué mal llegaron los paquetes, hoy toca hacer reclamaciones a la agencia.
Si me coge la chica el teléfono, bien, si es él voy a colgar, es un déspota.
Cuánto le cuesta a la gente tener una palabra amable de vez en cuando.
Se me echa la hora encima, voy a dejar cosas para el lunes.
El té frío tampoco está tan malo.
Que hambre me ha entrado después del té.



Tengo hambre. No hay nada en la nevera que me apetezca.
Si no llueve salgo hasta la tienda de la plaza.
A veces la veo allí a estas horas. Qué bonito es el abrigo rojo. ¿De dónde será?
Contesto esos correos y me visto.
Con el frío que hace me voy a poner ese jersey negro.
Qué bien me sienta. Ya no me acordaba.



Se me ha olvidado el sándwich. Cada dos por tres me lo dejo en la encimera.
Si termino de leer los correos en 10 minutos bajo a la tienda de la plaza.
Está algo lejos pero me encantan sus empanadas.
Y qué simpáticos son siempre con todo el mundo. A los peques les regalan chuches.
Alguien se ha dejado la cafetera encendida.
No cuesta tanto apagarla, luego se quejan de las facturas de la luz.



No había nadie en la tienda.
Me he comido medio pan de camino, no puedo evitarlo.
Que calor hace al entrar en casa, me dejé la calefacción a tope. Soy un desastre.
Tengo dos llamadas perdidas.
A una voy a contestar. De la otra, paso.
Tengo que ponerme a trabajar, se me acaban los plazos para presentar y no para de llamar.



Me merezco mis 15 minutos de descanso.
Otro té, mi empanada y dos (o tres) capítulos más. ¿Cuándo volverá a publicar?
Me encanta esta novela, me veo reflejada. Y se me va el santo al cielo leyendo.
Mi jefa es agradable, pero tiene carácter y hoy no está de buen humor.
Dejaré el libro en el bolso. Que viejo está. Quizás me compre uno nuevo.
Me voy a casa. Que ganas de llegar y ver si me ha contestado.



Cinco horas e inspirada. Creo que llego a los plazos. Le devolveré la llamada.
A veces me entra la vena detective. ¿Quién será el lector anónimo? ¿Hombre o mujer?
Hoy se llevará sorpresa. He contestado y tiene algo nuevo. Es muy diferente. ¿Habré acertado?
Comunica todo el rato. Que me devuelva la llamada.
Me apetece cocinar, esta noche no ceno pizza.
O si, pero haré la masa casera.



Que frío hace en casa. Olvidé programar la calefacción.
Una ducha y abro mis correos. Pero me puede la curiosidad.
¡Ha contestado! Me encanta…aunque es tan diferente…
¿Se podría saber su identidad de alguna manera?
Seguro que vive lejos, en un lugar remoto del norte de Europa.
No, si yo podría valer también, a veces imagino demasiado.



La pizza buenísima, el vino mucho más.
Que rápido ha contestado, y me alegra ver que le encanta.
¿Verá la luz este fragmento? A lo mejor lo cambio y la visto de rojo, como ella.
¿Vivirá muy lejos quién me lee? Seguro que si, este proyecto es europeo.
Voy a ver algo en la tele, y seguro que me acabo el vino.
Me aburre la programación, y he tenido una idea.



Termino el libro y a la cama. La cena no estaba muy buena.
Mi infusión fría sí. Tengo que aprender a cocinar.
Mañana es sábado, me encantan las mañanas de sábado.
No paro de darle vueltas al correo. Es muy diferente, pero me ha hecho pensar.
¿Y si no viviese tan lejos? ¿Podría intentar averiguarlo? ¿Nos caeríamos bien?
A lo mejor sueño con eso. Buenas noches.



Me han dado las tantas. Pero que satisfacción.
Puede ser la botella de vino, puede ser que hoy me siento bien. Casi he terminado.
A estas horas no puedo llamar. Pero tendrá un mensaje cuando despierte. Le va a gustar.
Me puede el sueño y me llama la cama. 
Hoy he puesto la manta que me gusta.
Si el lunes lleva el abrigo rojo, decidido, mi protagonista irá de rojo.
Creo que mañana no iré de compras, es tarde, no pongo la alarma. Buenas noches.


A veces no sabemos lo que nos puede unir a los demás... 




domingo, 5 de noviembre de 2017

EL HILO DEL TIEMPO.



"La vida es corta", "El tiempo es oro", "Vísteme despacio que tengo prisa", "A quien madruga Dios le ayuda"...podría seguir con una extensa recopilación de refranes o frases célebres sobre lo importante que es el tiempo, lo más preciado que tenemos. Pero me apetece más desenredar la madeja de ideas sobre esto que tengo en mi propia cabeza, y pensar que los demás también llegan a las mismas conclusiones que yo.

El tiempo pasa  y es algo que nunca va hacia atrás, eso está muy claro.
Pero la mayoría de las veces no nos damos cuenta e, inconscientemente, lo
desperdiciamos. Lo desperdiciamos sobre todo en cosas que a la larga no nos reportan ninguna satisfacción, y ahí es cuando llega el arrepentimiento.
Con el ritmo de vida que solemos llevar no le damos importancia a cosas pequeñas, a momentos cortos que a la larga serán importantes, o a "perder" 10 minutos en respirar y arrancar de nuevo. Solemos ser impulsivos y tomamos decisiones sin pensar demasiado.

La vida sigue, eso es inamovible, y, de hecho, transcurre para todos al mismo ritmo. Ya puedes ser rico o pobre, alto o bajo, licenciado o no saber ni sumar, que el tiempo no se va a ralentizar porque tú se lo pidas. Es cierto que, a veces, esto es contradictorio por la percepción que tenemos de él. Si estamos en un buen momento, disfrutando de algo que nos encanta, tenemos la sensación de que pasa más deprisa. En cambio, si estamos haciendo algo que no nos gusta, estamos pasando por un mal momento o estamos tristes, parece que este paso del tiempo se ralentiza. Es algo que nos desespera y que nos puede llegar a crear un miedo al paso del tiempo. A medida que crecemos somos mucho más conscientes de esto, el verano se nos junta demasiado rápido con la Navidad, los cumpleaños llegan más deprisa  y los fines de semana parece que no nos da tiempo a nada.  


Por eso creo que debemos dejar de lamentarnos por haber desperdiciado tal o cual momento , y meternos en la "sesera" que antes de ir, venir, hacer o deshacer, hay que tomar aire y pensar: "¿Qué me va a reportar esto?"

Muchas veces creemos que trabajar es lo más importante, y no es que no lo considere importante, pero hay que ponerse unos límites y buscar un equilibrio. Hay que desconectar para tomar impulso, poner en blanco la mente y serenarnos para tomar las decisiones correctas. Y aún así nos vamos a confundir, vamos a meter la pata y vamos a arrepentirnos de cosas. Pero no sabe tan mal si de verdad has gastado un poco más de tiempo en eso, en pensar con claridad. Seguro que la decisión siguiente se toma mejor y tiene mejor resultado, de los errores se aprende.

Otra de las cosas que considero muy importantes es, que hay que tomarse un tiempo para dedicarlo cada uno a sí mismo. Deberíamos tener en cuenta que pasar diez, veinte o treinta minutos al día haciendo algo que nos gusta, va a ser más beneficioso que pasar ese mismo tiempo enfadados, preocupados o tristes.

Tener una afición creo que es imprescindible. Hay que tener algo con lo que nos sintamos satisfechos y además nos enriquezca de alguna manera. Puede ser algo que hagamos solos, en pareja, con amigos o con la familia, pero que después de hacerlo la sensación sea buena, tengamos una sonrisa y, aunque estemos cansados, tengamos ganas de repetir cuanto antes. Ese tiempo nunca a va a ser tiempo desperdiciado y es el que nos va a enriquecer como personas.
Además hay que buscar aficiones que estén a nuestro alcance, aficiones que no te den “dolor de cabeza” porque no te puedes permitir, porque si no, volvemos al principio, nos agobiamos y desperdiciamos tiempo buscando la manera de conseguir algo muy complicado.

Obviamente, cada uno pasa su tiempo como le da la gana, no seré yo la que le diga a nadie cómo gastarlo. Me he dado cuenta de que mucha gente, además, suele aceptar mal los consejos (aunque se lo digas sinceramente y para ayudar), así que otra de las cosas en las que ya no pierdo el tiempo es en preocuparme demasiado en echar una mano a ese tipo de personas que “todo lo saben” y “nunca se confunden”. Tampoco lo pierdo ya con la gente que parece que vive en un mal humor continuo, que no saben nada más que ser bordes y nunca tienen una palabra amable. 

Por eso creo que hay que saber gastar el tiempo con quien lo merece . 
A lo largo de nuestra vida, y volviendo un poco a mi primer texto, encontraremos compañía en diferentes personas. Unas estarán con nosotros a lo largo de toda ella y otras pasarán de largo. Pero el tiempo que pasamos con todos ellos debe dejarnos algo, no siempre una huella imborrable o una enseñanza, pero si un recuerdo aunque sea lejano.
No gastéis vuestra energía en pasar tiempo con personas tóxicas, esas personas que nos absorben nuestra energía a cambio de nada.

Por lo tanto, y para que no se me olvide, me apetece compartir las cosas en las que, a partir de ahora, me apetece invertir mis horas.
Habrá muchas más, pero ahora mismo creo que estas son las que mejor me hacen sentir: Encontrar ese momento para una llamada, mandar ese mensaje de apoyo, escribir una felicitación, ir a comer con una amiga, invitar a mi familia a mi casa, escaparme un fin de semana con mi marido, salir a comer a ese sitio que tanto nos apetece, leer ese libro que me han recomendado, cocinar para 10 o para 2, hacer malabarismos con los horarios para hablar con alguien a miles de kilómetros,
echarme 15 minutos de siesta, pasear bajo la lluvia, los 5 minutos más en la cama por las mañanas, volver a escribir con pluma, publicar esa foto que tanto me ha gustado…o levantarme un domingo a las 6 de la mañana para escribir mi blog.   


Yo ya he decidido que mi tiempo es mío, que no lo voy a desperdiciar en hacer cosas que no me reporten satisfacción alguna, y que no lo voy a malgastar con nadie que no quiera estar conmigo.


Y a vosotros, ¿Qué os apetece de verdad hacer? ¿Cómo os apetece invertir vuestro tiempo?




Gracias de corazón a todos los que pasáis a leer sobre mi mundo y sus alrededores, ¡me encantan vuestros comentarios!















ENERO BONITO, ¿NO CREES QUE HAS CORRIDO UN POQUITO?

                                   Esta mañana cuando me he sentado al ordenador me he dado cuenta de que ya tenía que pasar págin...