Hilos, hilos invisibles que nos conectan unos a otros.
Así es como desde pequeña he entendido que la gente
estaba conectada.
Yo
recuerdo cuando iba con mi madre por la calle y toda la gente que se paraba a
hablar con ella. En realidad no sé porque hablo en pasado, con mi madre es casi
imposible salir a comprar y tratar de volver a una hora concreta porque siempre
llegamos mucho después de lo que nos habría gustado. Se para a charlar con casi todo el mundo.
Pero a lo
que iba: yo, desde bien pequeña tenía la teoría de que todos los habitantes del
planeta tenemos algo en común, un hilo invisible (o varios) que nos va
conectando con otras personas. Y a ellas a su vez con otras y así
sucesivamente, ampliando un círculo que, en su momento, regresará a nosotros.
¿Os suena
la frase de “conozco a una amiga de una prima de mi madre que vive allí”? Pues
es la mejor manera que encuentro de explicaros mi teoría de los hilos. Si os
paráis a pensar, os daréis cuenta de que siempre hay conexiones entre las
personas. Y si empiezas a tirar de ellas, de esos hilos invisibles, la madeja
puede ser infinita.
Hubo una
vez, ya un poco más mayor, y fruto quizá de un momento de esos en que se unen
las hormonas desatadas con un exceso de imaginación, en que me puse a pensar
que si los hilos se volvían reales no íbamos a poder siquiera caminar por la
calle. Pero fue algo breve, rápido volví a mi mundo real de hilos imaginarios.
Para
seguir explicando mi teoría, también creo que hay diferentes tipos de hilos:
los gruesos, por ejemplo, casi irrompibles y que nos unen a nuestros padres y a
nuestros hijos. Luego están los que son también gruesos pero más flexibles y
esos son los que imagino que nos unen con los hermanos. En mi caso es así
porque los míos me han salido viajeros y este año vamos a vivir en tres franjas
horarias diferentes. Ni sé cuándo podremos hablar a la vez… También existen los
hilos resistentes como el acero que unen a las parejas, los fuertes para los
amigos (aunque a veces se deshilachan con el paso del tiempo), los ligeros para
los conocidos, los compañeros de trabajo y esa familia lejana que, a veces, ni
siquiera recordamos. Cada uno es libre de imaginar el aspecto de sus hilos:
suaves como el algodón de azúcar o modernos como la fibra óptica. Son nuestros.
Elijamos.
¿Se pueden
romper? Desde luego. A veces por decisión propia y otras porque la vida tiene
la mala costumbre de no ser perfecta… y suele terminar. Ahí no hay marcha atrás
y el dolor no nos dará tregua. Otros hilos se desgastan y se van rompiendo
hasta que ya no unen nada, pero ni siquiera nos damos cuenta, quizá porque
alguno de los dos extremos pierde el interés o ya no es tan importante para el
otro. Para que sean fuertes, también nosotros tenemos que alimentarlos y
cuidarlos. Ahora, con las redes sociales, parece más sencillo: un leve
movimiento de dedo sobre nuestro Smartphone y saludamos a alguien aunque esté a
miles de kilómetros. No es la manera que prefiero, desde luego, aunque confieso
ser mucho de redes. Soy más tradicional porque creo que nada más satisfactorio
que los abrazos, los besos, una visita inesperada, un paseo con tu mejor amiga…
son como un aporte de vitaminas y alegran y llenan mucho más que un “like”
En fin,
esta es mi carta de presentación y mi modo de introducirme en el mundo de los
blogs. Me puse fecha para empezar y nunca terminaba de cumplirla (es como salir
con mi madre de compras, ya sabéis…), pero se acerca una fecha en la que me voy
a sentir más sola. Uno de mis hilos más fuertes va a estirarse todo lo que
pueda, por eso quiero dedicarles este primer post a mis hermanas, las
incansables viajeras, aventureras y valientes personas de las que me siento
inmensamente orgullosa. Yo me quedaré aquí, cuidando del fuerte, pero necesito
saber que vais a volver, que algún día compartiremos la misma franja horaria y
que por fin podré quitar de la cocina los relojes que marcan vuestras horas,
esos que me indican si coméis, dormís o cenáis. Tengo mis hilos fuertes y en
forma y voy a alimentarlos bien. Cuidaré también los de papá y mamá. Por favor,
haced vosotras lo mismo y dad un tirón bien fuerte cada vez que necesitéis
algo.
Os quiero.
Me ha encantado, Carmen, ¡bienvenida a la blogosfera! Es toda una inmensa alegría verte por aquí. Y además empezando con este pedazo de post, pisando fuerte, sí señora! Me ha gustado muchísimo tu reflexión, es cierto, tantos hilos que nos unen. Pero sí, mejor que no sean físicos porque entonces como dices no podríamos ni andar ;) Esos hilos que tejen complicidades, relaciones, humanidad... Un abrazo muy fuerte. Eva Itaca
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! Y por supuesto tu eres uno de esos hilos. Espero estar a la altura y poco a poco ir publicando todo lo que tengo escrito y que os guste. Un besazo!
Eliminar¡Muy bonito! Muchísima suerte en tu nueva aventura y ya sabes que los hilos fuertes estamos aquí para compartir estos buenos momentos y sujetarte en los que a sean un poco menos buenos. Un beso enorme 😘
ResponderEliminarMuchísimas gracias y es recíproco!! Un besazo!
Eliminargracias por tus palabras, como bien dices, vamos a estirarnos mucho, pero hasta aquí llegan tus llamadas y todo lo que necesites, te quiero!
ResponderEliminarTe quiero hermanita!!
EliminarOhhhhhhhh, me han encantado tus reflexiones sobre los hilos de la vida que, efectivamente, si fueran de verdad no nos dejarían ni caminar por la calle. Y me has hecho acordarme de mi abuela, con la que era casi imposible llegar a los sitios porque se iba parando a saludar a todo el mundo... Bienvenida a la blogosfera, me alegro de que te hayas animado a dar el paso.
ResponderEliminarGracias!! Espero no defraudaros y cogerle el tranquillo rápido! jajajaj Un beso!
EliminarQue bonito Carmen!! Me ha encantado😊👌espero que sigas escribiendo más!In beso😘
ResponderEliminarGracias!!
EliminarQue bonito Carmen!😊 Espero que sigas escribiendo!Un beso😘
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarMuy bien escrito. Suerte😘
ResponderEliminarMuchísimas gracias!!
EliminarCarmen me ha encantado, en poco tiempo te viciaras a escribir...y finalmente te veo publicando un libro.
ResponderEliminarCuida de los hilos mas gorditos que esos son muy importantes (la family).
Te deseo suerte en esta etapa de bloguera.
Y aqui tienes un hilito del que tirar si ne necesitas.
Un besito.
Muchas gracias susana!! Espero poder ir publicando cada semana, con eso me conformo...jajaja Un beso
EliminarEs un post precioso. Me gusta la idea de los hilos invisibles. Y se me ocurre que también podemos tener conexión "wireless". A veces aunque parezca que el hilo se ha roto, basta un encuentro fortuito para ver que sigue ahí, tan fuerte como siempre. Y en un instante, la relación se reanuda como si tal cosa. Un abrazo grande.
ResponderEliminarMuchas gracias Cay! Un abrazo!
ResponderEliminarMuy bonito post! Me ha gustado mucho tu teoría y que también comparto. Es bonito pensar que hay relaciones irrompibles y otras que, aunque nos de pena, evolucionan hasta casi desaparecer. Es lo que nos permite seguir tejiendo más relaciones.
ResponderEliminarMucha suerte con tu blog.
Un abrazo,
Gem77
Y hay hilos virtuales como el nuestro! jajaja Muchas gracias Gem77. Un abrazo!
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